El alumno puede
Comprensión oral
Comprender discursos y conferencias expuestas por un nativo.
Expresión oral
Hacer una presentación clara y preparada de antemano sobre la empresa.
Interacción oral
Puede interactuar con un grupo de hablantes nativos.
¿Cómo podemos saber cuál es el nivel mínimo necesario en un determinado puesto laboral para que alguien pueda desarrollar su trabajo de manera eficaz en un segundo idioma? ¿Es suficiente con niveles intermedios B1 o B2, o debería alcanzar un C1 o incluso un C2?
Desde la aprobación del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas en el año 2001, los planes de formación en idiomas se han ido adaptando a este marco, utilizado para definir las competencias lingüísticas de forma estandarizada a nivel internacional. Los planes de formación han ido también adaptándose a sus equivalencias con los exámenes y con las certificaciones correspondientes de otros idiomas.
El MCER consiste en un marco estándar que evalúa las capacidades genéricas del hablante en función de categorías y destrezas, pero que sin embargo no tiene en cuenta las habilidades específicas requeridas en el ámbito laboral.
Por otro lado, no todos los puestos de trabajo requieren el mismo grado de competencia en todas las habilidades; los hay que exigen asistir a reuniones o realizar presentaciones en un idioma extranjero, lo que demanda un alto dominio de la comunicación oral. En otros casos, la interacción en otro idioma con clientes, proveedores o colegas se realiza principalmente por correo electrónico, lo que implicará un buen conocimiento de la expresión escrita. Y si el puesto requiere investigar o documentarse con fuentes en otros idiomas, la comprensión lectora será la clave.
En primer lugar, conviene que el punto de partida de cualquier plan de formación de idiomas sea la identificación del Mapa de Competencias Lingüísticas de la plantilla. Este mapa se ha de definir por puestos y/o departamentos, según las distintas habilidades comunicativas, y teniendo en cuenta las tareas que los trabajadores deben ser capaces de llevar a cabo en un idioma extranjero para poder trabajar de manera eficaz.
Por otro lado, resulta muy útil subdividir los niveles del MCER en subniveles con sus competencias correspondientes, para así poder establecer objetivos a medio plazo y poder medir su grado de cumplimiento.
Para “poner orden” en toda esta información, y ayudar a los departamentos de Talento, Recursos Humanos, Formación, etc., en MondragonLingua hemos diseñado una Matriz de Competencias Lingüísticas Corporativas, que recoge de forma clara y resumida toda la información que los responsables de estos departamentos necesitan para identificar qué personas de la organización requieren formación, la intensidad de la formación requerida y la metodología más adecuada para cada una de ellas.
La Matriz de Competencias Lingüísticas corporativa de MondragonLingua divide en subniveles los niveles de referencia del MCER e identifica las horas necesarias para ir consolidando cada subnivel.
También especifica las competencias profesionales que se van afianzando a medida que el participante va avanzando en su recorrido formativo, teniendo en cuenta las cinco destrezas del idioma.
120 horas | En este nivel el alumno puede utilizar el idioma en todas sus destrezas con autonomía y seguridad.
Comprender discursos y conferencias expuestas por un nativo.
Hacer una presentación clara y preparada de antemano sobre la empresa.
Puede interactuar con un grupo de hablantes nativos.
Entender artículos profesionales e informes de gestión referentes a distintos departamentos.
Redactar un informe empresarial o técnico de manera clara y concisa además de emails y ofertas.
La Matriz de Competencias de MondragonLingua es de gran utilidad para los responsables de las empresas puesto que les ayuda a identificar:
Por todo ello, antes de poner en marcha un plan de formación en idiomas, es imprescindible establecer un marco de referencia con las competencias que cada participante, según sus funciones o área de trabajo, debe ser capaz de llevar a cabo en cada categoría y asociarlas al subnivel correspondiente. Esto permitirá fijar unos objetivos claros y medibles, así como un plan de estudios que se adecúe a ellos.
Posteriormente, a través de unas pruebas diagnósticas, se evaluará la situación actual de cada participante respecto a esos objetivos deseables. Y ese es un asunto del que hablaremos en una próxima entrega.
Comprobarás lo valiosa que puede llegar a ser en el plan de formación de idiomas en tu organización.
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